Me da igual el E3

Antes de nada debo aclarar que, a pesar de lo radical que pueda sonar el título, no quiero llevar a nadie a engaño o dar la falsa impresión de que esto va de postureo puro y duro. Por supuesto que el próximo día 12 de junio, con los nervios a flor de piel, en Nintenbit vamos a ser los primeros en salir corriendo hacia casa después del trabajo para ver la presentación de Nintendo. Claro está, que haremos un programa especial, como cada año, para repasar con detenimiento todo lo que dé de sí la feria de Los Ángeles y compartir con vosotros nuestros pareceres. Incluso es bastante probable que en estas semanas previas dediquemos muchos minutos del podcast y algún que otro artículo a elucubrar sobre los últimos rumores y contaros nuestras expectativas y sueños húmedos. Y os aseguro, que en el plano más personal, doy por hecho que perderé demasiados minutos visitando foros y redes sociales a la caza de rumores, noticias y filtraciones.

Sin embargo, la realidad es que este año todo se afronta de una manera muy distinta a cualquier otro. Con una tranquilidad, y hasta cierta falta de excitación, poco habitual, lo que se explica en buena parte por el momento tan dulce que está atravesando la consola. Si tenemos en cuenta que los lanzamientos, anuncios y buenas noticias sobre la máquina no cesan, es comprensible que el E3 se perciba como una parada más en el camino y no como un punto decisivo en el devenir de la máquina.

Además hemos llegado a un punto, en el que con la perspectiva de un futuro brillante, estamos más preocupados de disfrutar de la consola y sus juegos al máximo que del ruido mediático. Qué nos puede preocupar cuando la cantidad de excelentes juegos nos desborda y tenemos a nuestra disposición títulos que hace no tanto tiempo ni soñábamos con poder jugar en nuestra consola de referencia.

Comentaba en uno de nuestros últimos programas, que para un seguidor de las máquinas de sobremesa de Nintendo, el E3 ha tenido durante la última década la misión de ser un evento redentor. Ya fuese en la época de Wii o Wii U, aunque especialmente más con esta última, cada E3 se vivía muchas veces como un evento crucial y decisivo, que debía enderezar el rumbo de la consola o mostrar al mundo la superioridad de la apuesta de Nintendo.

Intuyo que las cosas van a cambiar con Nintendo Switch. Quizás sea que todavía no se nos ha borrado la sonrisa boba de la cara. Quizás ahora mismo seamos incapaces de ver más allá. Sea lo que sea, la experiencia de este E32018 va a ser muy diferente. Aunque fuese la peor presentación del mundo, cosa que dudo, no creo que tarde en más de un minuto en volver la vista a mi híbrida y seguir gozando de su catálogo presente, pendiente y futuro. Da gusto navegar con el viento a favor.

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