Portlandia

Una de las principales polémicas surgidas estos últimos días en torno a la futura Nintendo Switch es la que gira en torno al elevado número de «ports» que aparentemente la consola va a recibir durante su primer año, según informan algunas de las principales fuentes de rumores como Laura Kate Dale de Let’s Play Videogames, Emily Rogers o el medio Eurogamer, y a la que también apuntaba el mismo vídeo de presentación de la consola del pasado 20 de octubre.

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Si hacemos caso a la rumorología, en sus primeros doce meses Nintendo Switch contaría nada más ni nada menos que con versiones de varios de los mayores pesos pesados de Wii U: Splatoon, Mario Kart 8, Super Smash Bros. y Xenoblade Chronicles X. A eso hay que sumar la llegada, ya de forma oficial, de un port del celebrado Lego City: Undercover, que se convierte en título multiplataforma, así como de Skyrim Remastered, pese a que los responsables de Bethesda no quisieron confirmarlo en un primer momento.

Habréis notado que, conscientemente, me dejo fuera de tal enumeración a The Legend of Zelda: Breath of the Wild, por entender que no es justo ni exacto calificar como port a una versión de un juego que se ha desarrollado prácticamente en paralelo a la de Wii U, o a ese supuesto Pokémon Stars, porque de ser exacta la información revelada por Eurogamer, esta tercera versión del título recientemente aparecido en Nintendo 3DS se habría ido preparando al mismo tiempo que la entrega de portátiles. Por ello, y por mucho que se empeñen algunos, no se puede llamar a todo port. Y de paso, ya que estamos, nunca está de más apuntar que no todos los ports son iguales. En todo caso, y al margen de esta última disquisición, la realidad es que la cantidad de adaptaciones de la que va a disfrutar Nintendo Switch es cuanto menos generosa. Ahora bien, ¿es eso un verdadero problema? Pues depende de cómo se mire y a quién preguntes.

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Desde el punto de vista de Nintendo como compañía no hay que rascarse mucho la cabeza para darse cuenta de que tal estrategia presenta múltiples ventajas. La primera, y más evidente, es que de esta forma, sin necesidad de dedicar grandes recursos, puede garantizar un flujo continuo de lanzamientos de primera línea durante todo año, evitando uno de los principales problemas que sufrió Wii U. Sobra decir que lás épocas de sequía no sólo fastidian al jugador sino que tienden a dañar la imagen global de la consola, y eso es algo que Nintendo sabe que tiene que cuidar al máximo, vistas las continuas campañas de desprestigio que la compañía ha de capear.

La segunda ventaja de tener preparada una batería de ports es que así Nintendo consigue dar nueva vida, incluso podría decirse que hasta una segunda oportunidad, a títulos cuyo potencial de ventas siempre se vio recortado por la escasa base de usuarios de Wii U. Si Mario Kart 8 ha conseguido colocar nada menos que 8 millones de copias en una consola que apenas cuenta 13 millones de unidades en el mercado, cuesta poco imaginarse lo que podría hacer un título con ese tirón en una máquina medianamente exitosa. Qué decir de Splatoon, que sin llegar a esos números ha arrasado como pocas nuevas franquicias de la compañía.

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¿Y qué ocurre con el usuario? ¿También son todo ventajas? Indudablemente no, aunque no es cuestión de exagerar. Lo digo porque hay que considerar que es probable que los futuros usuarios de Nintendo Switch van a responder a perfiles muy diferentes. Si pensamos en aquellos que venimos de Wii U desde un principio, como servidor y seguramente muchos de los lectores de Nintenbit, las perspectiva de contar con tantos ports en el catálogo inicial no es demasiado ilusionante así de primeras, lo que se debe, como es lógico, a que a la mayoría de esos títulos los hemos jugado en épocas recientes, y mucho. Además esa apatía tiene su causa, sobre todo, en el hecho de que lo que uno espera con una consola recién salida del horno son títulos nuevos. Sin embargo, como bien me comentaban estos días, una cosa no quita la otra. Por una parte, que Nintendo Switch vaya a tener de inicio muchos ports no indica que no vaya a ver otros tantos juegos de nueva creación como algunos temen. Y por otra, el que sean ports, es decir adaptaciones posteriores, no quieren decir que hayan de ser por necesidad traducciones directas de sus versiones de base. Si incluyen contenido nuevo en cantidad y calidad, ¿quién es capaz de resistirse a una versión de Mario Kart 8 con muchos más circuitos, modos de juego o novedades en la jugabilidad? ¿O a un Splatoon mejorado lleno de nuevos mapas o eventos?

Por eso, decía que hay ports y ports. Quizás a alguien no le apetezca rejugar el mastodóntico Xenoblade Chronicles X si no le ofrecen ningún aliciente para ello. Asunto distintos son versiones mejoradas y ampliadas de juegos como éstos, opción tentadora para cualquiera, y que pueden convertirse en una alternativa perfecta bien como complemento a las grandes novedades, o bien para llenar huecos en esos meses difíciles en los que hay poco que rascar. Y eso si hablamos de ports de juegos de Nintendo. Me parece que la cosa cambia mucho si hablamos de versiones de juegos de otras consolas o de PC que por unos motivos u otros muchos usuarios de Wii U no hemos jugado. Estaréis hartos de oírme hablar sobre cómo me muero de ganas por una versión para Switch de Dragon Quest Builders, de algún título de From Software o incluso de algún «triple AAA» de Activision o EA (bueno, aquí puede que se me esté viendo el plumero). Por supuesto, tampoco le haría ascos a ports de indies de prestigio como The Witness o Inside. La novedad es importante pero también lo es la calidad. Y lo que era bueno hace seis meses, un año o dos, lo sigue siendo ahora.

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Dicho lo anterior, no conviene olvidarse de que si bien tanto port puede no ser deseable para unos, para otros se convierte en una opción ideal. Con todas las letras. Cuando hago tal afirmación estoy pensando en todos esos jugadores que durante los pasados cuatro años han mirado a Wii U de reojo, que por una u otra razón decidieron quedarse en la barrera, y se han perdido la gran cantidad de juegos exclusivos de enorme calidad que ha dado la consola durante estos cuatro años. Para ellos una avalancha de ports de los mejores títulos de Wii U se convierte en una ocasión perfecta para poder disfrutar de un catálogo completo, variado y de primera línea desde el principio.

Como digo, personalmente, la fiebre que parece que le ha entrado a Nintendo con traer buena parte de sus grandes éxitos de Wii U a Switch, no es un panorama que me haga dar botes de alegría. Sin embargo, si los ports sirven para que la nueva consola arranque con brío y se gane el apoyo del que ha carecido su antecesora, bienvenidos sean, aunque mis intereses y preferencias discurran por lugares distintos.

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