Lovely Planet (Wii U eShop)

Hace unas pocas semanas se estrenaba Lovely Planet en la eShop, un juego de tiros que llamó mi atención con aquellas demos del E3 2015 (¿se repetirán?) de lo que estaba por venir. Le eché unos buenos ratos y me quedé con ganas de más. La verdad es que tenía todo lo que un amante de las sorpresas necesita: un aspecto visual muy sencillo pero con mucha personalidad, entre lo surrealista y lo hortera, pasando por lo cursi; una música pachanguera que encaja perfectamente en esa primera sensación que quiere dar. Y, sobre todo, una mecánica bastante particular.

Lovely Planet es un shooter en primera persona con espíritu arcade. No en el sentido de los ’90, si no más de los ’80. Esto es: juego sencillo, directo, con reglas comprensibles de inmediato, pero que suponen todo un reto dominar. Machaque, machaque y machaque de pantallas para batir marcas. Nada nuevo bajo el sol, pero sí es cierto que tampoco hay muchos ejemplos de FPS con esa filosofía.

Así pues recibí la versión completa con interés y ganas, y empecé a dar brincos hasta pillarle el punto a las distancias, a disparar cuadraditos de colores hasta lograr afinar la mirilla y el particular fijado de movimiento pero no de apuntado de setas (Splatoon queda lejos de aquí, nada de sensores). Corazoncitos voladores, carteles diabólicos (por alguna razón) y colorines por todas partes. Y siguiente pantalla.

Pero ahí termina el juego. Todo ese ajuste del jugador, de adaptarse a las nuevas reglas y movimientos, es interesante, te ventilas veinte pantallas sin darte cuenta. El problema es que, llegado el momento en el que estás cómodo y comienzas a hacer lo que quieres con soltura, Lovely Planet es incapaz de proponer otra cosa que vaya más allá de las primeras pantallas. Bueno, sí, empieza a rizar el rizo con la dificultad y torpedeándote como puede, como añadiendo una niebla terrible que no viene a cuento de nada.

La esperanza de un giro se pierde rápido, además, ni siquiera han sido capaces de darle una vuelta al apartado visual de las pantallas, así que en ocasiones dudaremos de si estaremos haciendo el mismo nivel de antes pero al revés, o alguna triquiñuela de ese tipo.

Una pena. Lograr un juego que destaque visualmente no es fácil, menos aún aportar una mecánica que sea tuya, cogiendo de aquí y de allá, pero tuya. El problema es que eso debe ser un punto de partida para el resto del juego, que nunca llega realmente. No quedan ganas de más.[2]